No puede ser que llevemos tan sólo 31 días del mes de enero y ya se augure un año similar a los precedentes en cifras de violencia de género. Hoy creo que han sido tres, con nombres y apellidos, qué barbaridad. Es una reflexión poco objetiva, pero me da qué pensar que este problema no puede atajarse con Leyes a medida, ni siquiera con endurecimiento de las penas para los maltratadores. La pena más grande la lleva aquella que sufre en sus carnes la violencia de un ser que en su día fue querido. No hay más condena que la que esas mujeres sufren sin delito ni falta. Pero, ¿qué podemos hacer?, al maltratador le da lo mismo lo que le pueda pasar, de hecho, muchos se suicidan después de matar a sus mujeres o al menos lo intentan, porque no hay actitud más cobarde que esa, hacer el daño y no querer pagar sus consecuencias en vida. En mi modesto modo de entender esta lacra y desde mi ignorancia, el problema y la solución van casi de la mano. Es una solución a largo plazo puesto que se trata de una solución educacional. No vamos a reeducar a un hombre que ya está viciado por su entorno social y por sí mismo, que ya tiene asumidas esas carencias, pero sí que podemos tratar de atajar el problema desde la base. No tengo nada en contra del Sistema Educativo actual, pero creo que tiene una gran responsabilidad respecto al futuro de la sociedad y sobre todo porque de ese futuro hay que eliminar el problema de la violencia de género. Responsabilidad compartida con los padres, en relación a la concienciación a nuestros hijos con la existencia de ese problema social, y sobre todo educación en el respeto y la igualdad de géneros.
Trabajemos para que eso cambie desde ya. Estamos tardando demasiado.Número de Teléfono contra el maltrato: 016